

Conceptualmente, todos los elementos giran en torno a la naturaleza del cliente: la importancia del origen y tradición combinados con la innovación y la calidad. Por eso el nombre del grupo cambió de Roma a D’Avinyó. El apóstrofo transmite vinculación con su territorio y la tradición y calidad que esto trae consigo.
El respeto por el origen, el entorno y la tradición, combinados con una gran inversión en innovación y sostenibilidad, se traducen en un producto de calidad que pone al consumidor en el centro y, al mismo tiempo, fomenta un consumo responsable. El grupo además incluye granjas, matadero, plantas de procesado y transporte. Por eso redefinimos su posicionamiento como grupo y como marca a la vez.
El lenguaje gráfico combina dos tipografías: la Founders, una grotesca de palo seco, heredera de los rótulos de inicios del siglo XX; y Domaine, una romana condensada, que aporta distinción y calidad.
El lenguaje gráfico combina dos tipografías: la Founders, una grotesca de palo seco, heredera de los rótulos de inicios del siglo XX; y Domaine, una romana condensada, que aporta distinción y calidad.
En aplicaciones de marca, como el packaging, el generoso uso del blanco, combinado con el negro y el dorado transmiten el saber tradicional con la efectividad de las nuevas tecnologías.
La web es un retrato del universo de D’Avinyó: la historia, el producto, la familia y los valores. El tratamiento tipográfico, el tono de los contenidos y el protagonismo de la imagen hacen que la experiencia del usuario sea cómoda e intuitiva.
Además del diseño, hemos generado contenidos textuales y visuales para construir el universo de D’Avinyó. El tono de voz humano que hemos desarrollado con Noemí Rebull y Pol Alert transmite la proximidad que caracteriza a la familia. Además, con Leo García y Anna Pla Narbona, hemos retratado su historia y el día a día desde una óptica documental. Con Jordi Balcells, hemos retratado el producto en un entorno rústico de inspiración mediterránea que aporta calidez al producto.