

Uno de sus principales problemas era que no tenía un nombre que lo diferenciara del resto de másteres que hay sobre el mismo tema. Por eso, creamos el acrónimo MAP BCN; a partir del cual, diseñamos la marca.
Basamos la identidad en la idea de “espacio en construcción” (es decir, entendido como un ente vivo y en permanente definición). Generamos un lenguaje visual con el que tratamos los soportes como si se fueran planos; dividiéndolos en módulos que hacen de contenedores de información. Los blancos irregulares resultantes atribuyen a las piezas un aspecto de incompleto en línea con el concepto.
La Escuela dispone de un lenguaje que puede aplicar de forma ágil y autónoma, a partir del uso de la tipografía y el color.